El acoso laboral o mobbing es un grave problema que ha ido en aumento durante los últimos años. Esta situación no solo afecta al desempeño de la actividad laboral sino que también produce problemas psicológicos en la víctima y afecta a las personas que forman parte de su entorno. Además, el mayor problema radica en la gran dificultad que existe en la mayoría de los casos para demostrar su existencia debido a la astucia y perspicacia de las personas que lo llevan a cabo. Veamos en mayor profundidad en qué consiste esta situación de maltrato.
¿En qué consiste el acoso laboral?
El acoso laboral es un problema emergente en nuestra sociedad que merece especial atención por las consecuencias que origina. Pero antes de profundizar en sus mecanismos veamos cómo es definido por dos autores expertos en el tema.
Maire-France Hirigoyen psiquiatra y psicoanalista especializada en temas de acoso psicológico lo define como “cualquier manifestación de una conducta abusiva y, especialmente, los comportamientos, palabras, actos, gestos y escritos que puedan atentar contra la personalidad, la dignidad o la integridad física o psíquica de un individuo o que puedan poner en peligro su empleo o, degradar el clima de trabajo“.
El profesor A. Ovejero considera que “los objetivos de los acosadores son por un lado, aislar socialmente al acosado y por otro, hundir su autoestima, deshaciendo su identidad y su autodefinición“.
Como vemos ambos se refieren a lo mismo pero con un vocabulario distinto coincidiendo en la existencia de una relación de poder que tiene como objetivo destruir a otra persona.
¿Cómo se produce?
El acoso laboral se origina de forma anodina y se va propagando de manera insidiosa con el paso de los días. En un principio la persona que es acosada no quiere sentirse ofendida por los comportamientos de sus compañeros por lo que no se toma en serio sus comentarios, indirectas y vejaciones. Pero al multiplicarse estos ataques con regularidad la víctima comienza a sentirse acorralada y va perdiendo poco a poco una parte de sí misma. Cada día tras finalizar su jornada laboral vuelve a casa desgastada, humillada y hundida.
Ahora bien, en un grupo de trabajo es normal que en un momento puntual surjan conflictos en los que se intercambien algunos comentarios o advertencias hirientes, el problema surge cuando esto se repite a lo largo del tiempo y se fija en una determinada persona. Marie-France Hirigoyen afirma que cuando el acoso laboral aparece es como si arrancara una máquina que puede machacarlo todo. Además, por regla general el resto de compañeros ya sea por egoísmo, bajeza o temor prefieren mantenerse al margen de la situación. Lo que hace que la persona afectada se encuentre sola y sin apoyo ante las amenazas.
Es importante que las personas dentro de las empresas que tengan personal bajo su supervisión, presten atención a las denuncias que le pueden hacer sus colaboradores en este sentido , ya que de no prestar la debida atención o mostrar interés podría terminar en un gran conflicto dentro de la empresa.
El conflicto se origina debido al poco interés que suscita a los superiores de la empresa, sintiendo la víctima que no es defendida y en algunos casos, percibiendo el abuso también por parte de aquellos que consienten que la situación continué sin intervenir. Ahora bien si en algún momento una persona reacciona de modo sano, el proceso de acoso se detiene.
¿Cómo se impide que la víctima actúe?
No solo el miedo al desempleo actúa como factor paralizante de la víctima sino también son importantes los mecanismos perversos que los agresores ponen en marcha para atacar psicológicamente a la víctima e impedir que esta reaccione. Inicialmente lo que se procura es afectar a su sentido crítico para perderla y que no se sepa quien tiene razón o no. Se le critica, vigila y se le somete a estrés constante para que continuamente esté en vilo.
Posteriormente el acoso laboral pasará por diferentes etapas que tienen un punto en común: negar la comunicación.
Así, algunas de las estrategias que impiden actuar a la víctima por parte del agresor son:
· Rechazo de la comunicación directa
· Descalificaciones
· Desacreditaciones
· Aislamiento
· Hacerle novatadas
· Inducirla a error
· Acosarla sexualmente
Si bien no todas están presentes en los casos de acoso laboral si se dan la mayoría de ellas. Además, el acosador suele tener una personalidad característica con rasgos narcisistas, irascibles y de carácter negativo. Si junto a ello se le suma que tiene una posición superior a nivel laboral la situación será mucho más problemática debido al abuso de poder que puede realizar.
Así, los aspectos características comunes a una situación de acoso en el trabajo son:
· Desgaste emocional de la víctima por el estrés y sufrimiento constante
· Establecimiento de una relación asimétrica entre el agresor y la víctima
· Intención por parte del agresor de hacer daño a la víctima
· Silencio por parte del resto de trabajadores
· Aislamiento del grupo por parte de la víctima e incapacidad por seguir realizando las actividades y tareas
· Disminución del rendimiento laboral por parte de la víctima
· Contexto de inestabilidad laboral
¿Qué hacer ante una situación de acoso laboral?
Como vemos el acoso laboral es una situación preocupante y compleja que no podemos dejar pasar desapercibida. Así es importante que se aborde desde el ámbito sanitario pero también desde el ámbito legal y laboral para ponerle fin. Lo fundamental es que se tomen medidas lo más pronto posible.
A nivel sanitario acudir a un psicólogo o psiquiatra ayudará a la víctima a elaborar todo lo sucedido, afrontarlo y disminuir sus efectos negativos. Mientras que a nivel laboral se recomienda poner en conocimiento a los organismos correspondientes para que estén al tanto de la situación y puedan actuar ya sea tanto a nivel de la empresa como de la Inspección de trabajo. Por último, como recursos externo estaría la denuncia de la situación con el objetivo de que se tomen medidas legales que puedan resolverla y erradicarla.
En estos casos surge el problema de cómo demostrar de manera objetiva lo sucedido ya que apenas se tienen pruebas porque los agresores se encargan de no dejar rastro. Por ello, se recomienda recabar toda la información y pruebas posibles. La cuestión es no permanecer en la pasividad y hacer que esta situación desaparezca lo más pronto posible para disminuir los costes tanto físicos como psicológicos en la víctima.
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